Puedes contactar con la Asociaciones de Antiguas Alumnas y Alumnos de los diferentes centros a partir de sus respectivas páginas web (haz clic aquí).
Los Centros Educativos de la Institución Teresiana se caracterizan por un ambiente cercano y cálido en el que todos los que formamos parte de ellos, docentes, personal contratado, padres y madres, antiguos alumnos, colaboramos para hacer posible la educación de cada niño y cada niña.
"Dadme una vocación y yo os devolveré una escuela." Pedro Poveda (1912)
Apostamos por educadores:
Críticos y propositivos: queremos formar a personas críticas y creativas, que miran al mundo con la convicción de que puede y debe cambiar. Los educadores deben ayudar a los alumnos a ser conscientes de la radical desigualdad del mundo, a hacerles pensar, a poner en diálogo la fe y la ciencia. Ayudarles a tomar una posición personal desde sus propios criterios éticos y evangélicos, a través de un diálogo abierto y sincero.
Educadores que humanizan en todas las circunstancias, y por lo tanto:
Educadores en formación permanente, a través del estudio, de la práctica reflexiva y de la colaboración con otros educadores.
Educadores cordiales y colaborativos, capaces de fomentar en la comunidad educativa un entramado de relaciones que ayuden a construir un mundo mejor y a que cada persona dé de sí lo mejor que pueda dar.
Educadores coherentes con lo que transmiten, porque transmitimos y contagiamos lo que somos.
Los centros educativos de la IT se reconocen receptores de la herencia educativa povedana que se ha ido actualizando día a día porque el pensamiento y los proyectos de Pedro Poveda se han ido encarnando y enriqueciendo en distintas épocas y lugares.
“Una pedagogía que exige a los educadores asumir diversas funciones: el conocimiento del contexto y la cultura cotidiana que viven los alumnos; la atención personalizada y cálida a cada uno de ellos, el descubrimiento de las necesidades vitales y educativas, de las posibilidades y oportunidades de ayuda que ofrece la relación humana, cercana y entrañable y la escucha permanente de sus miedos y esperanzas”.
“... Cada persona guarda en su interior un tesoro que tiene que reconocer y sacarlo a la luz mediante la educación y para hacerlo posible se requiere un clima educativo semejante a la convivencia familiar. La alegría, la sencillez, la participación, son también notas inconfundibles en estos centros que hacen atractivos los aprendizajes”.
“La relación con el Dios de Jesucristo es imprescindible a los que han de vivir una verdadera vida humana. Esta relación no anula ni ensombrece la peculiaridad de cada uno, por el contrario, motiva y empuja desde dentro a potenciar todo lo bueno que cada persona puede llegar a ser y puede realizar en la vida”.
El educador tiene un papel protagonista y su formación y ejemplo son fundamentales para el óptimo desempeño de su tarea educativa.
Página a editar para incluir el proyecto pastoral.