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La actual crisis económica con la subida de los precios que ha traído consigo está poniendo en aprietos a muchas familias, que tienen problemas para llegar a fin de mes. Algo que, por desgracia, es más común de lo que podemos pensar y del que los colegios son conscientes, pues algunos de los alumnos pueden estar pasando una difícil situación en casa, que también afecta a su día a día en clase. Y es que la vulnerabilidad de un niño y su familia es un tema delicado para el que los colegios cuentan con protocolos de actuación para ayudar en la medida de lo posible y facilitar la vida del alumno; un refugio en el que el menor y la familia se sienten acompañados. Por supuesto, la vulnerabilidad no solo concierne a lo puramente económico, sino que puede ser un por otros factores como la barrera del idioma en un alumno recién llegado de otro país, con necesidades especiales o que vive una situación de violencia dentro del hogar. De todo ello hablamos con Neus Abad, directora de la Escola Arrels de Barcelona, perteneciente a la Red de centros, que nos cuenta cómo actúa el colegio cuando se producen este tipo de situaciones y cómo las detectan para poder intervenir de la mejor forma posible, siempre con el fin último de hacer lo que es mejor para el alumno.

¿Cómo actúa el centro cuando detecta que una familia se encuentra en situación de vulnerabilidad?

Depende de cómo se haya descubierto esta vulnerabilidad. En caso de que se detecte una situación que puede ser vulnerable, ya sea del alumno o del entorno familiar, lo que se hace inicialmente es una entrevista. En estos casos, procedemos haciendo una entrevista al alumno y también a la familia para valorar la situación y ver qué es lo que está pasando.

¿Y cómo detectáis que un alumno/a puede estar en situación de vulnerabilidad?

Depende de la edad de los alumnos. Por ejemplo, cuando el alumno ya es de un curso superior como puede ser 5º de primaria, es él mismo el que manifiesta si le ocurre algo hablando directamente con los tutores; en los que son más pequeños, se puede detectar sin que te digan nada: el profesor observa que viene desarreglado, con falta de higiene, que cambia el carácter, que pasa de ser muy extrovertido o que hablaba mucho con la tutora a ser más retraído… Hay muchos indicadores que abarcan desde la apariencia física, el carácter, o la propia familia que durante la entrevista informa de que está pasando un mal momento. También se pueden dar casos extremos como la violencia de género. Hay muchas situaciones muy diferentes, pero lo primero y fundamental es la observación, porque normalmente los alumnos son transparentes en este sentido. Por ejemplo, en Arrels, al no ser un centro muy grande el claustro es reducido, por lo que al mismo alumno te lo puedes encontrar en diferentes momentos de la etapa y, aunque van madurando, tienes el perfil de alumno en tu cabeza, y puedes percibir cuándo hay algún cambio o una situación distinta, que es la principal fuente de detección. 

En otras ocasiones es la propia familia la que te informa de un problema económico, de alguna situación complicada, de alguna enfermedad, es decir, que vulnerabilidad hay en muchos sentidos.

¿Cómo se ayuda en estos casos tanto al alumno/a como a la propia familia?

Por ejemplo, en un caso de vulnerabilidad económica, aunque en muchos casos ya están en servicios sociales, si no lo están, el centro se encarga de ponerles en contacto con los que le corresponde por la zona, y allí se les orienta a nivel de ayudas. En familias que acaban de llegar del extranjero y que no conocen el idioma, en ese caso el alumno tiene unas necesidades educativas específicas, para lo que existe el EAP (Equipos de Asesoría y Orientación Psicopedagógica) que está en cada distrito [en la ciudad de Barcelona] y les corresponde por proximidad, donde se encuentra una persona de referencia del centro y una persona externa del Departamento de educación. El EAP funciona por departamentos al ser una gran ciudad, pero básicamente es igual en todo el territorio, donde la persona responsable orienta al centro y a la familia sobre qué pasos seguir a nivel de idioma o de otras necesidades educativas como un trastorno de aprendizaje, y les pone en contacto con los profesionales correspondientes paraque estos hagan el seguimiento. 

En Arrels también disponemos de una orientadora para Infantil y Primaria, dependiente del Departamento de Educación, y de una orientadora para Secundaria del propio centro, que juegan un papel fundamental porque, junto al tutor o tutora realizan la función de acompañamiento. 

Si se detecta que existe un problema serio dentro de la familia, ¿cómo se procede en esos casos?

Es un tema delicado. En una situación de maltrato, el protocolo dice que, si hay evidencia, inmediatamente se lleva al alumno al hospital para que un médico haga el peritaje, sin avisar a la familia para que no pueda oponerse y llevarse al niño. Es un tema delicado porque, al final, el médico tiene que hacer la valoración y reconocer si existe o no el maltrato, aunque muchas veces no se atreven a afirmar que se ha producido, porque es un tema muy sensible y ese menor saldría inmediatamente del núcleo familiar y tendría que ir a un centro de acogida. Hemos tenido algún caso y es complicado, porque la reacción de la propia familia puede ser violenta al enterarse de que su hijo/a está en urgencias y a lo mejor no se ha producido un maltrato, pero el protocolo establece que se ha de seguir ese procedimiento por muy incómodo que sea. 

¿Y si no hay una evidencia tan clara?

Si la situación no está clara, se llama a la familia y se le dicen que tiene que ir al médico para que hagan la valoración y les den el parte. El colegio fuerza la situación para que, si hay algún indicio, la familia tome consciencia, porque a veces puede ser un tema cultural: no en todas las culturas el trato padres-hijos es igual, lo que en nuestra sociedad puede parecer un maltrato, en otras culturas no lo es e, incluso, es una práctica habitual lo que para nosotros es un maltrato evidente. Son situaciones en las que se produce un choque cultural muy complicado de gestionar. Es difícil valorar si se hace partícipe o no a la familia, pero nos guiamos por hacer lo que creemos que es mejor para el menor, que puede estar sufriendo, por lo que hay que encontrar un punto de equilibrio donde tienes que tomar una decisión y asumirla. 

¿La vulnerabilidad es algo más habitual de lo que nos pensamos?

Sí, ahora se ha hecho más un esfuerzo por identificarla, por marcar protocolos, por ver maneras de actuación. Antes se hacía en el colegio también pero ahora está más implantado. Yo he sido tutora muchos años y ha habido casos donde se ha tenido que hacer un acompañamiento a alumnos sin recursos y tratar con las familias e incluso advertirlas (desde la propia tutoría porque lo de la vulnerabilidad no estaba tan implantado) de que lo que estaba pasando con su hijo era inaceptable. Nuestra manera de actuar es de cercanía con las familias, de acompañamiento, lo que siempre facilita las cosas: ver si un alumno está sufriendo, o que sea el propio alumno el que te busque para explicártelo como tutora, y ese trato cercano es común en todos los centros. Habrá consejerías que den más o menos recursos o se hace desde la propia Red de centros. Y las familias, a su vez, se sienten agradecidas y te llega el retorno por el acompañamiento por entender la situación que están atravesando.

En situaciones de problemas económicos, la falta de recursos o no poder comprar libros de texto, o el comedor, ¿qué tipo de ayudas se ofrecen?

En el caso del comedor existen las becas, que ofrece el gobierno, donde nosotros ayudamos a las familias a hacer la gestión para solicitarlas, un proceso que suele ser online y con el que a veces tienen problemas. En cuanto a los libros, la AFA recoge los libros de los alumnos y tienen una lista de peticiones de familias para el siguiente curso y se les entregan los que necesiten. En cualquier caso, si alguna familia no puede permitirse hacer un pago concreto, el colegio adelanta el dinero y da la opción de pagarlo en diferentes plazos. Esto también se hace con las cuotas, pero lo que intentamos siempre es que las familias opten a las ayudas que ofrece el Departamento, el Ayuntamiento, el Estado o quien corresponda. También existe el Plan de choque…

¿En qué consiste?

Es un plan que existe desde hace cuatro que asigna a un alumno vulnerable unos 1100 euros anuales para cubrir gastos, aunque no lo cubre todo. Antes se nos pedía que hubiera un límite de alumnos por cada nivel (cuatro o cinco) pero desde hace dos años los alumnos reciben esa ayuda por igual sin que se tenga que llegar a un cupo. Actualmente, en este curso tenemos 30 alumnos de Plan de choque en el centro y 40 más que son vulnerables de unos 680 alumnos totales. 

Y a la hora de que estos alumnos no se queden atrás, el trato con los compañeros, ¿cómo se trabaja eso?

Buscamos la integración total de cualquier alumno. Por ejemplo, la AFA daba unas becas, pero ponía como condición que los alumnos no podían ir a los viajes, porque consideraban que era lúdico y no necesario. Una medida que nos pareció muy injusta, una forma de discriminación, porque además de que el alumno estaba en una situación delicada, no podía viajar y tenía que ir al colegio e ir a clase a otro nivel. Pero llegamos a un acuerdo para que ese dinero fuera destinado a otras mejoras para el colegio y pudiera utilizarse para que estos alumnos pudieran viajar con sus compañeros en las mismas condiciones. 

Los concertados en Catalunya ofrecemos lo que se llaman las horas complementarias, que son una hora lectiva más respecto al colegio público, donde los chicos y chicas hacen piscina, ajedrez, cuentacuentos… varias actividades que complementan el currículo y, por supuesto, los alumnos vulnerables no se quedan fuera de estas actividades. En cuanto a las salidas u otra actividad, siempre hacemos partícipes a todos por igual, si acaso, que sea la propia familia la que diga que no, pero por parte del colegio no diferenciamos a nadie. 

También procuramos que aquellos que necesitan ayuda académica complementaria, como clases de refuerzo, puedan hacerlas con antiguos alumnos o en otros centros y puedan estar resguardados durante las horas no lectivas. Y en verano, donde muchos padres han de seguir trabajando, disponemos de actividades y campamentos escolares a través de dos asociaciones que permiten hacerlas de forma gratuita. Se trata de que los alumnos siempre estén acompañados mientras no pueden estar con sus padres.